HISTORIAS

PERDER EL MIEDO A DENUNCIAR

Una vida de miedo y sufrimiento por años, eso fue lo que vivió Juana (nombre inventado) con su pareja; pero 
después de armarse de valor y darse cuenta de sus capacidades como mujer, logró denunciar y hoy es una mujer 
libre. 

"Sufrí, bastante sufrí. Me agarraba de los cabellos, grave me waskeaba. Más bien no perdí a mis hijos y nunca
pude decir nada a mi familia porque me amenazaba", cuenta acongojada.

Como muchas mujeres, ella contó que si "aguantaba" era por sus hijos, cinco en total, y por las amenazas que
recibía del que en algún momento fue su pareja, pero se convirtió en su agresor. 

"Una amiga me dijo que denuncie a la Defensoría y así nos separamos y ahora no creo nada en los hombres. 
Lo dejé porque me cansé de los maltratos", afirma Juana sin titubeo ni arrepentimientos, sino más bien con una
voz de libertad y de autosuficiencia porque ella sola, con un esfuerzo sobrehumano, logró criar a sus cinco 
hijos, de los que tres ya son profesionales.

Juana es oriunda del municipio de Carmen Rivero Tórrez, ubicado en la provincia Germán Busch, en el departamento de Santa Cruz, al este del país. Es en este lugar donde hasta noviembre de este año, el Servicio Legal Integral registró 50 casos de pedido de asistencia familiar. "Yo fui siempre madre soltera, fui padre y madre para mis cinco hijos. Y así salí adelante y sigo trabajando", dice con orgullo. Sin embargo, reconoce que quedó con algo de trauma y miedo a vivir con otras personas. "Prefiero estar sola", reconoce y termina aconsejando a otras mujeres: "Denuncien porque vivir así no es una vida tranquila". MUJERES DESPATRIARCALIZADAS